RECODOS
Desde su más tierna infancia buscó la forma de reflejar, de
dar rienda suelta sus ilusiones y sueños. Buscó entre las letras, por entre caminos
azules, sobre nubes de algodón hechas folios. Y guardó sus sentimientos entre aquellas
formas que bailaban al borde de un camino sin destino ni final.
Y con la ilusión como guía caminó letras y llenó espacios en
blanco con sueños e ilusiones. Pero un día mientras contemplaba el atardecer el
cielo se llenó de ausencias, y comenzó a llover. Y vió como aquellos folios se
deshacían con el agua, y la tinta se fundía con las gotas de lluvia, borrando
todas sus huellas, borrando sus sueños.
Dolorido, buscó otra forma donde reflejarse. La pintura, pensó,
llena de colores y matices, sonrió feliz. Llenó su corazón de pinceles y
brochas de todos los tamaños y formas. Trípodes, paletas, lienzos, fueron
llenando los rincones de aquella inquieta ilusión. Buscó paisajes donde encontrar
un reflejo, y recorrió valles y
montañas, playas y llanuras, vergeles y desiertos, páramos y oasis. Y pintó la
vida llenando su corazón de colores, y aquellos lienzos adornaron el salón
vital de su vida.
Pasaron los días y un amanecer vió como el sol había resecado
sus pinturas, y el tiempo vestía de amarillo sus telas. Aquellos trazos se fragmentaban en pequeños momentos que
caían descoloridos hasta el suelo de la realidad.
Probó después con la música.
Quizá entre notas, entre
sentimientos paralelos hallase ansiada manera. Sobre un pentagrama de
arco iris compuso bellas melodías, unas
alegres , otras nostálgicas según dictaba el corazón. Y su cielo se llenó de
notas multicolores y se durmió feliz. Al
despertar vio que su mensaje no podían leerlo ni escucharlo todos. Envuelto en
tristeza emprendió de nuevo la búsqueda.
Sentado en una orilla de la tarde oyó unos pájaros cantar mientras hacían su nido. Una y otra vez
iban y volvían trayendo ramitas y musgo, hojas verdes y lana para acolchar su
hogar.
Y una idea nació en su mente. Hizo una imagen de cada sueño y cada ilusión, y con una aguja e hilo de mil colores
fue haciendo un telón infinito, una cortina de deseos en carne viva que sería a
la vez folio y espejo de sus sentimientos.
Así sería colcha de abrigo en sus noches de invierno de fría
soledad, sería escudo de colores para los dedos ardientes del sol de verano, paisaje con aromas y colores nuevos en cada
primavera, y canción dorada entre hojas que buscan el suelo para dormir
esperanzas de otoño y ser abono y semilla.
Hoy que han pasado los años, que los hilos no tienen aquella
tersura ni aquella luz, aquel telón sigue contando el mensaje que lo inspiró,
un sentimiento que todos pueden entender y llega a todos los rincones.
A veces el camino no es solo unos trazos sobre una vida en blanco hecha folio. A
veces el camino tiene veredas que se unen por un tiempo, otras para siempre. A veces ese camino
tiene recodos donde la vida parece detenerse. Quizás sea en los recodos donde
se vive la vida realmente, para reflejarla luego entre letras, lienzos, hilos, música, etc.
Quizás la vida sea todo aquello que vivimos entre esas pequeñas cosas, pinceladas, letras, notas
musicales , puntadas de hilo …puntadas de vida.
Quién sabe.
https://youtu.be/cURwTFo66RM
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