sábado, 4 de julio de 2020


                           RECODOS  

Desde su más tierna infancia buscó la forma de reflejar, de dar rienda suelta sus ilusiones y sueños. Buscó entre las letras, por entre caminos azules, sobre nubes de algodón hechas folios. Y guardó sus sentimientos entre aquellas formas que bailaban al borde de un camino sin destino ni final.

Y con la ilusión como guía caminó letras y llenó espacios en blanco con sueños e ilusiones. Pero un día mientras contemplaba el atardecer el cielo se llenó de ausencias, y comenzó a llover. Y vió como aquellos folios se deshacían con el agua, y la tinta se fundía con las gotas de lluvia, borrando todas sus huellas, borrando sus sueños.

Dolorido, buscó otra forma donde reflejarse. La pintura, pensó, llena de colores y matices, sonrió feliz. Llenó su corazón de pinceles y brochas de todos los tamaños y formas. Trípodes, paletas, lienzos, fueron llenando los rincones de aquella inquieta ilusión. Buscó paisajes donde encontrar un reflejo, y recorrió   valles y montañas, playas y llanuras, vergeles y desiertos, páramos y oasis. Y pintó la vida llenando su corazón de colores, y aquellos lienzos adornaron el salón vital de su vida.

Pasaron los días y un amanecer vió como el sol había resecado sus pinturas, y el tiempo vestía de amarillo sus telas. Aquellos trazos  se fragmentaban en pequeños momentos que caían descoloridos hasta el suelo de la realidad.
Probó después con la música.
 Quizá entre notas, entre sentimientos  paralelos  hallase ansiada manera. Sobre un pentagrama de arco iris compuso  bellas melodías, unas alegres , otras nostálgicas según dictaba el corazón. Y su cielo se llenó de notas multicolores y se durmió  feliz. Al despertar vio que su mensaje no podían leerlo ni escucharlo todos. Envuelto en tristeza emprendió de nuevo la búsqueda.

Sentado en una orilla de la tarde oyó  unos pájaros  cantar mientras hacían su nido. Una y otra vez iban y volvían trayendo ramitas y musgo, hojas verdes y lana para acolchar su hogar.

Y una idea nació en su mente. Hizo  una imagen de cada sueño y cada  ilusión, y con una aguja e hilo de mil colores fue haciendo un telón infinito, una cortina de deseos en carne viva que sería a la vez folio y espejo de sus sentimientos.

Así sería colcha de abrigo en sus noches de invierno de fría soledad, sería escudo de colores para los dedos ardientes  del sol de verano,  paisaje con aromas y colores nuevos en cada primavera, y canción dorada entre hojas que buscan el suelo para dormir esperanzas de otoño y ser abono y semilla.
Hoy que han pasado los años, que los hilos no tienen aquella tersura ni aquella luz, aquel telón sigue contando el mensaje que lo inspiró, un sentimiento que todos pueden entender y llega a todos los rincones.

A veces el camino no es solo unos  trazos sobre una vida en blanco hecha folio. A veces el camino tiene veredas que se unen por un  tiempo, otras para siempre. A veces ese camino tiene recodos donde la vida parece detenerse. Quizás sea en los recodos donde se vive la vida realmente, para reflejarla luego entre letras, lienzos, hilos, música, etc.

Quizás la vida sea todo aquello que vivimos entre esas  pequeñas cosas, pinceladas, letras, notas musicales , puntadas de hilo …puntadas de vida.

Quién sabe.      

       

                                                      Imagen bajada de la red
                                             
                                                      https://youtu.be/cURwTFo66RM

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