EL ARMONIO ENCONTRADO
Caminaban unas letras un amanecer por una playa de arena blanca
y negra. Andaban buscando desde hacía tiempo una música, una melodía, que las vistiese
de colores, y poder cantar y contar la vida que llevaban dentro.
Y multiplicaron sus mil formas para hallar esa melodía que borrase su tedio, y pusiese colores a su mundo
en el blanco de un folio, sordo de emociones y oscuro de ilusiones.
Llamaron a las plateadas olas para pedirles prestado su rumor
de espuma al llegar a la playa, pero el mar contestó que era imposible encerrar
su alma viajera entre las formas de las letras.
Llamaron después a las nubes para pedirle prestado el tono
ronco de sus truenos y la voz eléctrica de sus rayos, pero estas dijeron que no,
que no se podía reflejar entre letras la oscuridad del trueno ni la luz del
rayo.
Y las letras siguieron buscando. Le preguntaron después a los
pájaros si le prestaban las notas de sus trinos alegres, pero ellos se negaron
diciendo que para su canto se necesitaba un lenguaje y unas alas para hacer volar las notas.
Así pues las letras siguieron caminando tiempo y días,
preguntando aquí y allá sin encontrar nada. Y una tarde llegando al ocaso
entraron en un viejo pajar para descansar. Al fondo del mismo una caja de madera
les llamó la atención. Con la caja cubierta de polvo y olvido apenas asomaba entre otros trastos.
Con sumo cuidado la apartaron y le limpiaron el polvo y
descubrieron que era un viejo armonio. Sin saber que era, las letras fueron subiéndose
a las viejas teclas, y un sonido apenas armonioso fue ascendiendo en el aire.
Apenas sonaban algunas teclas y las letras comenzaron a jugar
con ellas, haciendo que la melodía se repitiese una y otra vez, hasta que todas
las letras aprendieron a tocar las teclas sonoras.
Y el aire se llenó de música y las letras hicieron una
fiesta, y se hicieron amigas de las notas, y así el antiguo armonio volvió a la
vida y le dio vida y música a las letras.
Ahora ya las letras no eran solo negras, también las había rojas y verdes,
azules y amarillas, naranjas y lilas. Y así fue como las letras se hicieron de
colores y llenaron su folio de vida.
Hoy letras y notas se unieron un día más al compás de una música de un armonio encontrado en la playa de arena blanca de un corazón entre las manos.
Foto de Pepi Enciso.