lunes, 7 de marzo de 2022

 

                                                  EN EL PRINCIPIO

 

En el principio era el sueño. Transparente y sin formas fué a nacer un día cualquiera, de un tiempo indefinido, en un calendario sin hojas ni tiempo.

Empezó a caminar por un espacio sin medidas, en medio de un silencio oscuro, entre tonos de gris ausente. Aconteció que en un recodo de la nada se encendió un rayo de luz.

Y conoció al sol,  la luna  y las estrellas. Al abrigo de su luz y su calor se quedó dormido. Al despertar se vió caminando de la mano de ellos por un paisaje imaginario, que crecía según lo ideaba.

Tras cada paso le fueron poniendo nombres a todo aquello que podía imaginar. Al suelo blanco que pisaba lo llamaron folio, y estaba cubierto por bellas criaturas azules que llamaron letras, con las cuales se formaban palabras, y con éstas se podían decir cualquier cosa y se reflejaba cualquier modo de vida.

Un poco más lejos conoció un corazón con el alma transparente, y supo que él daba forma a las letras  desde un lugar llamado sentimientos, donde nacían todas las formas. Y las llamaba amor, cariño, afecto, aprecio, amistad, odio, rabia, encono., etc.

Prosiguió su camino y en otro recodo volvió a estar dormido. El suave ruido de unos pasos lo hizo despertar. Y conoció al tiempo. Y le habló de su pasar sin ser notado. A sus pasos los llamaban tic tac, y aunque lo encerraban en jaulas de todas formas, él era libre, pasaba siempre sin  pedir permiso a nadie.

A veces lo acompañaban unos amigos a los que llamó números. Eran de formas curiosas y con el cuerpo de colores. Le contó que toda la vida conocida se regía por sus pasos,  y que tenía tres habitaciones en su alma, ayer, hoy y mañana, donde el ayer estaba escrito y era pasado, el hoy se escribía a cada momento, y el mañana era el porvenir que esperaba ser vivido y escrito.

Si quieres desde hoy iré contigo le dijo al sueño, sin que me notes, sin decirte nada, pero a tu lado, y sonrió con la sonrisa de sus  agujas  a las diez y diez.

Al poco camino andado miró hacia lo alto y descubrió un techo de azul infinito, y en él unas formas blanco de nieve. Y le contaron que eran las nubes, y supo que en ocasiones vestían de oro y rosa,  de gris o negro, y discutían con voz de trueno y saltaban chispas en sus enfados. También que lloraban y sus lágrimas eran llamada lluvia.

Supo también que tras la lluvia el sol salía  a veces y sonreía y nacía entonces el arco iris.

Y así luz y folio, bolígrafo y tiempo, cielo y nubes, fueron conformando el paisaje de una historia  que se empezó a escribir en una tarde de invierno al abrigo de un sueño.

A lo lejos el mar alzó su voz de espuma y olas mientras abraza al sol entre nubes de oro.



                             Foto bajada de la red

                             https://youtu.be/hD4KMp22jBg