sábado, 8 de junio de 2019


                                         ERAN

Eran dos sueños en blanco que se encontraron en las paredes a oscuras de la madrugada a solas. Y decidieron escribir sus anhelos sobre la blanca cal de aquellas madrugadas. Y las llenaron de deseos en carne viva vestidos de letras.
Eran dos almohadas en la sala de espera de los sueños. Entre sus fronteras blancas guardaban la esencia etérea de un anhelo entre sus manos, de un beso en labios ausentes, de una mirada al borde de un deseo.
Acariciaron un sueño entre senderos azules, un anhelo entre arenas de letras, una ilusión entre nubes al atardecer. Eran dos pasos por los arcenes del día, en las aceras de la noche, por las calles de la soledad.
En un parque a la luz de un sueño decidieron soñar caminos paralelos con destino al infinito, y sus pasos se hicieron letras, y sus letras se hicieron senderos con versos de anhelos en  flor y rimas de carne y beso.
Eran dos notas a solas en el pentagrama de una canción en blanco y negro, mientras cantaban poemas de luz y canciones de colores  llenaron el pentagrama de un arco iris infinito, y las notas se hicieron espejo de dos sueños que latían en un piano hecho de primavera.
Eran dos golondrinas volando en el aire de un poema sin letra. En un renglón en blanco, en una esquina por soñar rimaron un poema de versos florecidos. Sobrevolaron mil sueños para guardarlos entre azules, y en sus alas de cristal y tinta, en sus cabriolas de papel, hicieron sonar los trinos dorados  de un corazón entre las manos.
Eran dos esferas que marcaban un mismo tiempo latiendo  en diferente realidad. Después de coincidir en un instante llamado deseo decidieron curvar el tiempo para llenar de sueños el espacio que dibuja una mirada, para pintar de colores la línea transparente de un sueño en dos almohadas.
Eran dos distancias sin medida en las cuatro esquinas de un folio. Y se encontraron sobre el horizonte de una mirada al borde de una sonrisa. A la luz de la luna llena navegaron deseos por un océano de madrugada a solas y playas doradas de encuentros al amanecer, eran dos caricias de olas azules en la playa de un mar con dos riberas.
 El sol de la noche escuchó sus sueños y los condujo entre reflejos de azul y plata por un océano sin puntos cardinales, hasta una playa de folio en blanco, donde escribir poemas de arena, espuma y sal.
Eran dos miradas con un mismo horizonte de gris  ausencia. Tras mirarse un día más en el espejo de la tarde hicieron del amanecer un espejo donde dibujar anhelos. Y sus ojos se llenaron de canciones de colores, y sus manos de caricias con aromas de primavera.
Y acariciaron un sueño entre senderos azules, un deseo entre arena de letras, una ilusión entre nubes al atardecer.   
 
 
 
                                     Imagen bajada de la red
                                     https://youtu.be/Lxrubjq_HxU