UN ÁNGEL SOBRE LA PISTA
Con creciente temor y los nervios a flor de piel, con el corazón latiendo cada vez más deprisa ha vuelto a acariciarse la rodilla derecha, mientras ha perdido la mirada entre las cercanas gradas.
Había entrenado fuertemente durante varios meses y se sentía con fuerzas y confianza. Pero aquella vieja lesión en la rodilla era un constante temor a flor de piel.
Habían sido tres las veces que se había salido de su sitio provocando un horrible dolor e hinchazón.
Ahora al tener que forzarla volvía a sentir angustia y temor. A su lado un
grupo de hombres se preparaban como él para afrontar aquellas pruebas que iban
a marcar el futuro de cada uno de ellos.
La primera prueba consistía en correr cincuenta metros en
menos de once segundos, y en la segunda había que correr un kilómetro en menos de
cinco minutos.
Durante la primera
prueba sintió un ligero pinchazo en el
muslo de su pierna derecha pero pudo superarla sin contratiempos.
La segunda prueba era sobre una pista, unas líneas blancas
paralelas sobre el tartán y un kilómetro por delante serían las puertas
que marcaban el antes y el ahora, el si o el no de un futuro incierto. Las
gradas, con familiares y amigos, eran un empujón de ánimo con sus voces de
apoyo.
Minutos antes de la salida compartieron miedos y esperanza,
temores e ilusiones. De un bolsillo del pantalón sacó un spray calmante del
dolor y lo extendió sobre su rodilla y su pierna. A su lado una voz morena se lo pidió
y lo extendió también sobre sus
rodillas. Tras desearse suerte
mutuamente, al momento se dió la salida.
Aquella voz morena se puso a su lado y le dijo como en un
susurro … ponte a mi lado, yo te llevaré,
llegaremos juntos. Y fue desapareciendo el miedo y la angustia. Y el paso se
hizo sostenido y firme y vió que podía, que era posible conseguirlo.
Mientras corría junto a la voz morena iba como flotando mirando el reloj, mientras le daban la vuelta
a la pista. Al llegar a la última curva aquella voz preguntó el tiempo
consumido, y al saberlo sonrió en arcoíris.
Al poco tiempo cruzaban la meta y entregaban sus dorsales.
Habían superado la prueba, y se fundieron en un abrazo. Recogieron sus certificados
y volvieron a sonreír.
Un último apretón de manos y un hasta pronto se dibujó en el
aire mientras abandonaban el estadio.
Ojalá la vida te haya sonreído, hermano de voz morena.
Foto bajada de la red
https://youtu.be/MkS1SBPHN44