lunes, 10 de enero de 2022

 

                               UN ÁNGEL SOBRE LA PISTA 

 

Con creciente temor y los nervios a flor de piel, con el corazón latiendo cada vez más deprisa ha vuelto a acariciarse la rodilla derecha, mientras ha perdido la mirada entre las cercanas gradas.

 Había entrenado fuertemente durante varios meses y se sentía con fuerzas y confianza. Pero aquella vieja lesión en la rodilla era un constante temor a flor de piel.

Habían sido tres las veces  que se había salido de su sitio  provocando un horrible dolor e hinchazón. Ahora al tener que forzarla volvía a sentir angustia y temor. A su lado un grupo de hombres se preparaban como él para afrontar aquellas pruebas que iban a marcar el futuro de cada  uno de ellos.

La primera prueba consistía en correr cincuenta metros en menos de once segundos,  y en la segunda  había que correr un kilómetro en menos de cinco minutos.

Durante  la primera prueba sintió un ligero pinchazo  en el muslo de su pierna derecha pero pudo superarla sin contratiempos.

La segunda prueba era sobre una pista, unas líneas blancas paralelas sobre el tartán   y un kilómetro por delante serían las puertas que marcaban el antes y el ahora, el si o el no de un futuro incierto. Las gradas, con familiares y amigos, eran un empujón de ánimo con sus voces de apoyo.

Minutos antes de la salida compartieron miedos y esperanza, temores e ilusiones. De un bolsillo del pantalón sacó un spray calmante del dolor y lo extendió sobre su rodilla y su pierna. A su lado una voz morena se lo pidió y lo extendió  también sobre sus rodillas.  Tras desearse suerte mutuamente, al momento se dió la salida.

Aquella voz morena se puso a su lado y le dijo como en un susurro … ponte a mi lado,  yo te llevaré, llegaremos juntos. Y fue desapareciendo el miedo y la angustia. Y el paso se hizo sostenido y firme y vió que podía, que era posible conseguirlo.

Mientras corría junto a la voz morena iba como flotando  mirando el reloj, mientras le daban la vuelta a la pista. Al llegar a la última curva aquella voz preguntó el tiempo consumido, y al saberlo sonrió en arcoíris.

Al poco tiempo cruzaban la meta y entregaban sus dorsales. Habían superado la prueba, y se fundieron en un abrazo. Recogieron sus certificados y volvieron a sonreír.

Un último apretón de manos y un hasta pronto se dibujó en el aire mientras abandonaban el estadio.

Ojalá la vida te haya sonreído, hermano de voz morena.    

 


                                      Foto bajada de la red

                           https://youtu.be/MkS1SBPHN44