MI PRIMER
PORTAL
Al entrar en la iglesia, a ambos lados de la puerta
principal, dos vitrinas de madera oscura daban la bienvenida. Vestidas años y
olvido guardaban tras sus cristales varias imágenes de santos y libritos sobre temas religiosos,
hojas dominicales y catecismos, palabras de oración, colectas, el día a día de
una comunidad, de una iglesia en un rincón llamado Campillo. En una de las
estanterías un deseo hecho de papel
iluminaba unos infantiles ojos que, pegados al cristal, ansiaban poder hacer
realidad aquel sueño. Cada domingo, antes de entrar a la iglesia los ojos
recorrían incansables la estantería donde reposaba aquel sueño, aquel deseo
hecho de de papel. D. Juan Galán y
Galán, el cura, escuchó complacido una pregunta infantil al acabar la clase.
Esas imágenes relatan una historia de hace muchos años, respondió. ¿Quieres
conocerla? dijo. Y paciente Don Juan contó una historia que aunque conocida
aquella mañana sonó diferente, especial. Mientras su voz recreaba la historia
unos ojillos llenos de sueños se entrecerraban pensando en aquel sueño
encerrado tras los cristales de una vitrina de madera oscura. ¿Te gustaría
tener las láminas?, preguntó el cura, y el cielo se abrió de par en par y un
rayo de luz iluminó los ojillos infantiles que apenas pudieron escribir un sí
con un hilo de voz. Bien, dijo D. Juan, has de ser muy bueno en casa, portarte
bien con los demás, y sacar buenas notas, y al final te llegará el premio. Y
mientras se esforzaba en su deseo de conseguir su sueño, sus pupilas seguían
encendiéndose de ilusión cada vez que miraba la vitrina de madera oscura, que
guardaba tras el cristal el deseo en papel de un niño.
Se han apagado las luces de la tarde y la noche camina entre
olores de frío y candela por calles solitarias. En el aire resuenan los altavoces
de la torre de la iglesia con voces de villancicos que anuncian que es Navidad.
La fuente de la bellota y la calle Mesones se han quedado mudas esta tarde,
ausente de juegos infantiles, que a esta hora dibujan sueños e ilusiones con
figuritas, hierba recién traída y la
escoria de la fragua, que serán prado y
montañas de un mundo efímero y mágico llamado portal de Belén . En la
quietud y calor de la casa de la abuela
Josefa un pequeño soñador enciende las estrellas de sus ojos y su corazón late ilusión, mientras una
cartulina blanca con unas montañas pintadas de acuarela conforman un paisaje
que será realidad cuando las manos primorosas
de la tía Ventura recorten y den vida a un deseo, a las figuras de una historia
que en una lámina de papel han vivido un
largo sueño, tras los cristales de una vitrina de madera oscura.
http://youtu.be/IPsetJAppQ4
Bonita historia
ResponderEliminarGracias Encar, la verdadera belleza es poder compartirlo con gente como tú.
EliminarDesde siempre un soñador ilusionado... ¡que bonito!
ResponderEliminarSoñar ilusiones, ilusionar sueños, nada sería posible sin tener el apoyo de gente como tú. Gracias.
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