ENCANTAMIENTO
En la playa solitaria de mi madrugada a solas, como en un
suspiro ha anochecido un sueño. Cansado de ser soñado se ha dejado llevar por
las alas de la realidad, y abandonado de fuerzas, subido en olas de pleamar y
sentimientos, ha surcado los océanos negros del olvido, para llegar cansado
hasta mi noche naciente. Con voz apagada, tembloroso de ausencia y empapado de
soledad, se ha sentado al calor de mis letras y me ha soñado su vida.
Nació una mañana de invierno, en una almohada de arco iris,
mientras un corazón con ojos de universo rimada emociones en la candela
ardiente de un poema de versos en ausencia. Llenó su mochila de ilusiones, sus
bolsillos de esperanzas y con pasos de alegría e ilusión, inició el camino
hacia la luz dorada del amanecer de la realidad. La luz blanca de los deseos
guiaba sus pasos en medio de la noche, al amanecer dormía entre las sábanas
blancas de unos folios que aguardaban a las golondrinas de unas letras para
dibujar sus deseos en sus cielos azules. Noche tras noche, letra a letra fue
viviendo caminos, andando madrugadas y escribiendo deseos al alba de cada
vivencia. Una noche sentado al borde de la madrugada conoció a otro viajero, la
música, y tras contarse esperanzas decidieron compartir camino, nota a nota con
pasos unísonos e hicieron de cada vivencia, de cada amanecer una ilusión en
pentagrama. Más hoy el amanecer ha sido noche oscura. Las letras doradas del
alba se han perdido por las calles de la madrugada, amaneciendo en otro mundo
blanco, en otro folio, y el frío del desencanto ha congelado sus deseos en las
aceras grises de un poema sin letras. La música ha callado sus notas redondas,
perdidas en un aire que huele a vacío y
resuena a oscuridad. Al mirar su mochila la ha visto inmensamente vacía, sus
ilusiones, cual tiempo pasado, han ido cayendo preñando al suelo de pisadas en
vacío pasos hacia ninguna parte, camino hacia la nada, Cansado de soñar ha
llegado hasta mi noche y mientras hablaba escribía su vida a golpe de arena y
ola, y se ha dormido en los renglones blancos de un cuaderno de anhelos. He
guardado sus palabras azules en el cofre blanco de un folio y lo he cubierto
con sábana azul de letras, emprendiendo camino de vuelta hacia la otra
realidad, allí donde nacen todos los sueños. Y en el aire de mi noche naciente,
a orillas de un mar sin riberas, una música que huele a latido y letra
despliega el aroma de un sueño en el pentagrama irisado de una música de mil
colores.