MI VENTANA
Cualquiera que la vea piensa… es una ventana más, como otra
cualquiera. Con su marco de madera, sus postigos y sus visillos para atenuar el
sol, para vestir de blanco los sueños. Un ojo cuadrado por donde mirar el
horizonte, un espacio entre cal y tierra para que el aire perfume de vida el
muro blanco de aquella pared. Una ventana más dicen. No, esta ventana no es una
más. Es mucho más que eso, es un universo con marco azul.
Cuando amanece los primeros rayos del sol llegan hasta su
piel madera y la acarician. Y el día anuncia su llegada jugando al arcoíris con
los folios transparentes de los cristales.
La luz resuena con
notas de oro cuando sus dedos mágicos traspasan las fronteras de los visillos e iluminan un universo en
espera hecho de folios en blanco, un dedo azul de cristal y tinta, y la madera
hermana de una mesa soporte de un corazón que ama y sueña.
Cuando se abren sus alas de madera y azul el aire nuevo
inunda de luz y vida un mundo hasta ese momento dormido. El aroma de la vida
entre hasta el último rincón del alma y llena aquel universo de colores y
canciones de rosas y jazmín.
El sol extiende sus brazos luminosos y escribe poemas de luz
y sombras sobre un paisaje con geometría de libros y música entre estanterías
de callada quietud.
Cuando la tarde escribe letras de fuego una persiana azul
dulcifica los fulgores y contempla extasiada el canto monocorde de la chicharra
y el cuco. El aire, ardiente y seco, se ha recostado entre los cercanos
encinares y dormita a la sombra de la madrencina y el padreolivo .
Quietud y calma, chicharra y cuco, calor y luz sobre
silencios de plomo y fuego. Recortándose sobre el lejano horizonte la sierra
viste de azul y ocaso los últimos pasos del día por el camino del atardecer.
Jugando con el sol que se va las nubes se han vestido de algodón y púrpura y el
horizonte se hace pentagrama. Las notas fluyen hasta la ventana en tímidas y
cálidas canciones de ocaso, y el aire se va llenando de silencios y tenues
sombras, mientras resuenan a lo lejos
los pasos del cercano anochecer.
Ahora el horizonte es una línea entre azul y negro que funde
cielo y tierra. La luna llena no tardará en aparecer y se asomará llena de plata y luz por entre las rendijas de la ventana entreabierta.
Hasta ella vendrán el aire fresco de la noche y el aroma de la tierra que
duerme, el olor de los sueños titilantes de las estrellas y la canción eterna
del arroyo hermano con su coro cotidiano de cañas verdes.
Vendrán también las luciérnagas ambarinas de una mirada en
duermevela y las estrellas fugaces de
otros sueños al borde de un folio.
Tras la ventana la noche camina por senderos de entre sombras
con pasos de silencio a la luz de la luna. Es la hora de cerrar las alas de
madera a la espera del nuevo día.
Es una ventana más, una ventana cualquiera dicen. No, es mi
ventana. La ventana de mi ático, allí donde nacen mis sueños, donde se
encienden mis letras, donde dibujo mis anhelos en el lienzo de un folio, donde
resuenan sonoras las cortinas de mil músicas decorando mis sueños.
Ventana a la esperanza, mirada azul al horizonte, corazón
abierto al reencuentro con el día, abrazo en la cita con la noche, compañera y
amiga, testigo y cómplice…Ventana de mi ático.
Imagen bajada de la red