lunes, 23 de enero de 2017


                                                                    LA HOJA

Había cesado de llover y un tímido rayo de sol se asomaba por entre las nubes que se alejaban con voces de trueno y gritos de relámpago. Olía la tarde a tierra mojada, olía el aire a esperanza tras el cristal líquido de miles de gotas prendidas en las ramas de los árboles.
Aferradas a la vida en abrazo vegetal con la rama madre algunas hojas luchaban para parar el tiempo intentando retrasar el fatal momento del macabro baile. Tapizado de amarillo el suelo del parque semejaba una alfombra vegetal tejida  de olvido que el viento movía en olas sin destino.
En su postrer baile una hoja ha llegado hasta mi ventana y se ha quedado como esperando. La he cogido en silencio por su brazo ahora roto y seco. Con apenas un hilo de voz y el corazón casi parado me ha susurrado su vida. Fue a nacer allá por el mes de marzo, cuando el tibio sol despertaba a la vida, y esta amanecía jubilosa entre verdes de esperanza y arroyos cantarines.
 Hija de una yema durmiente fue creciendo al amparo y cobijo de la rama madre y el padre tronco. Aprendió que su vida nacía allí donde la tierra es una, donde las raíces en lucha oscura buscan y elaboran el sustento diario.
Dando soporte a la vida, una columna se eleva hasta casi tocar el aire por dónde la vida circula desde la tierra hasta el cielo. Acariciando las nubes se encuentran las ramas, soporte del pulmón verde de las hojas. Deseó desde pequeña ser flor, y luego fruto, para poder ser semilla, deseó también ser rama para poder ser brazo y soporte, pero la vida le regaló ser una hoja.
He conocido me dice la luz dorada y verde de mayo, y el olor de la vida en primavera, he conocido el oro y sol del aire  secano de agosto en flor, he sentido la melancolía rosácea del otoño en atardeceres infinitos, y he llorado de frío y lluvia en noches de nieves y vientos helados de invierno.
He bailado al son de mil vientos  y cantado canciones de mil colores con olor a mayo en flor. He jugado al escondite con el viento encendido de julio y los primeros aires  frescos de septiembre.
He oído jubilosa la canción de esperanza de la sementera tras el eco frío del acero del arado, y he llorado frío y soledad en noviembre de ausentes y difuntos, he sido enebro y muérdago en el humilde portal con el que recuerdas al  Padre Común.
 Ha llegado el momento, el del último suspiro,  para abrazada al aire en sutil pareja de baile, iniciar la macabra danza que, llegando hasta el suelo, alfombre la madre tierra y sea abono para vidas nuevas.
He vivido mi vida amigo mío, y ahora toca otro momento. Mañana cuando no esté seré tan solo olvido en la alfombra del suelo. Un día nací para ser útil y ahora me voy satisfecha. Espero leerte un día desde la eternidad de un libro. Desde lo efímero de mi vida un abrazo de verde esperanza.
PD: Planta un árbol.
 
                                      
                                      Imagen bajada de la red
                                      https://youtu.be/GnpxTS0E4Gs

miércoles, 11 de enero de 2017


                                                         AL AMANECER

Hasta mi ventana azul llegan ansiosas en este amanecer unas letras transparentes. Con el alba pintando de rosa su mirada de azul y deseo, con sus manos cubiertas de espuma transparente, con mil anhelos guardados en la arena de los sueños. Con todo su ayer y su hoy, su presente y su futuro guardados en un cofre hecho de besos, con todo su ser entre letras azules han llegado hasta la playa blanca de mi folio en blanco.
Sobre una barca  de folios en flor han traído el tesoro de mil sentimientos, y lo han guardado en la bodega del ayer y la cubierta del mañana, al cubierto del hoy con una nube de esperanza.
Con el alma entre las manos han empujado la barca, mar adentro, camino de un destino que empieza donde nace el sol, donde el horizonte se hace curvo, donde la tarde se funde con la noche y la noche abraza al día.
Y el mar se ha llevado barca y cofre sobre su lomo de espuma y olas, más allá de lo infinito, donde el cielo se une con el mar, donde el deseo se hace instante, donde el corazón se funde en beso eterno en unos labios que escriben esperanza en la antesala del día, a la espera de una mejilla blanca de rosa blanca, roja de rojo coral. 
En una playa encendida de sol, sobre la arena blanca hecha folio unos dedos inventan sueños para escribirlos en una mirada de universo.  
 
    
                                       Imagen bajada de la red
                                       https://youtu.be/whbjmTqR_GQ