sábado, 19 de noviembre de 2016


                                           DOS MARES

Esta    mañana de invierno, con el alba pintando rosas en el cuadro del amanecer, he adentrado el barco de mis deseos en el océano infinito de los sueños. Desplegando las velas de la ilusión he adentrado mi presente en el proceloso mar de lo imposiblemente posible.
 El timón, libre de ataduras, marca un rumbo indefinido al compás de los latidos del corazón, mientras el mar del ahora acaricia con besos  de plata los costados de mi corazón velero, y los delfines del tiempo juegan marcando estelas en la esfera del mar.
 La fresca brisa, recién nacida en su cama líquida, llena mis pulmones de emociones con blanco de espuma y sal, mientras los dedos de oro del sol dibujan sueños en el espejo curvo del horizonte infinito. Henchido de luz, cierro los ojos guardando este momento allí donde el yo se pierde en lo inmenso de lo interior.
 Segundo a segundo, el nuevo día va abriendo las ventanas de la vida, llenando de luz y colores el pentagrama en blanco de la esperanza. Respiro el nuevo día y el mar se transforma en otro mar, mi mar de trigo y cebada, con brisas preñadas de azahares, con delfines alados que anidan en nubes verdes de olivos y encinas, con sirenas  que cantan con trinos de jilgueros y verderones, con olas verdes de menta y poleo, tomillo y jara, con playas de arenas rojas de amapolas, y poemas de olores con letras vegetales en las riberas de un lienzo verde de cañas eternas.
 Una tras otra van naciendo sensaciones al compás de un tiempo que se duerme en la luna creciente de unas notas musicales. Busco afanosamente las olas de unas letras nuevas para dibujar entre espuma la singladura imposible de dos mares en un solo corazón.
 Y me pierdo, un día más, en mi absoluta pequeñez, en mi minúscula voz y sombra, en el laberinto azul de unas letras color de mar y forma de anhelo transparente. Mientras la tarde se viste de ocaso y abre la puerta  de la noche, que asoma por entre estrellas sin cuento, mientras mi barco arriba al puerto blanco de una almohada con forma de folio, lanzo al mar mi beso y mi deseo... ¡quién supiera escribir!.
 
                                      
                                        Imagen bajada de la red
                                       https://youtu.be/hSKikPoGvak

lunes, 7 de noviembre de 2016


                                                     NOCHE INFINITA
 
 
Como cada día vimos adormecerse la tarde sobre el horizonte azul de la lejana sierra. Se fueron borrando los pasos del día al compás  de farolas de sueños que se encienden abriendo las ventanas redondas de la noche.
Los escalones de las escuelas, mudos de silencio y piedra, escuchan los ecos del día, y la luna enciende miradas donde otras miradas escriben anhelos. Calladamente cómplice el
tiempo oye contar miradas a contravía, palabras sonoramente dibujadas para ilusionar ilusiones, ecos de anhelos pintados en la cola blanca de una estrella fugaz.
 Y esa noche el verso azul de tu voz sonó a ola oscura de mar ausente, la arena luminosa de tus ojos se fue apagando con la noche, poco a poco, mientras la espuma blanca de tu risa llegaba hasta la playa de tu boca calladamente nerviosa.

Las golondrinas inquietas de tus manos se quedaron temblorosamente oscuras, bajo los aleros confusos del silencio. tus ojos han escrito mil preguntas en el aire, perdiéndose en el silencio de los míos.

Mis labios han escrito  mil miradas perdidas en los pliegues de universo  de los tuyos. Esa noche, como tantas otras antes, como siempre, la eterna y sutil distancia que separa lo real y lo anhelado, se ha fundido al calor de unos deseos, que se quedaron escritos en el folio
oscuro y dorado de aquella noche infinita.
 
                                                 
                                                  Nuestros queridos escalones
                                                   https://youtu.be/Tq684nJPtyY