SOY
Un suave y cálido cosquilleo acelera el latir de un corazón
al abrir esta mañana el libro de la vida. Etéreo y frágil llega desde no se
sabe dónde y lo llena todo con su alma invisible, se sienta frente a la
ventana, y con la luz del amanecer en las pupilas ha tomado una pluma y un
sueño hecho folio. Me llaman silencio pero no tengo nombre alguno, soy cómplice
y amigo de quién se deja acompañar. Soy espejo del yo interior, del yo
profundo, reflejo de mil momentos donde
se cierra la realidad y se abren el alma y el corazón.
Soy un alma transparente para no tapar la realidad, y a un
tiempo folio etéreo donde mirar más allá de los sentimientos. Soy impuesto,
para callar sensaciones sentidas al otro lado de una mirada, o voluntario, para
dibujar invisibles de una realidad latente. Soy oscuro, para apagar la luz de una mirada
de universo, o luminoso, para encender la tarde en unos ojos con pupilas de
atardecer.
Soy redondo, como la plaza verde de la esperanza, o cuadrado,
como la espera entre cuatro calles, cuatro esquinas hermanas. Puedo ser aroma
de primavera con colores de cañuelo en flor, o eco amarillo de canciones de
hojas secas.
Tengo en los rincones de mi corazón colores irisados de
reencuentros con música de besos, o notas en blanco y negro en el piano de la
ausencia. El armario de mi alma transparente guarda vestidos de gala para
encuentros a la luz de la luna llena, o puedo caminar desnudo por la playa de
la infinita soledad a solas.
Puedo ser nube de blanco algodón para soñar anhelos en tonos azules, o nubarrón oscuro donde escribir tormentas con luz de
relámpagos. Escribo con diástoles azules
las letras de un corazón en duermevela, o con sístoles de lápiz y goma para borrar
las palabras de un sin querer.
Retrato el día en un folio azul de cielo, y en una cuartilla
de estrellas dibujo la madrugada. Soy realista con pies de nubes, espejos del
alba, o soñador con estrellas en el techo de un sueño.
Callado, fiel, eterno, infinito, locuaz…a tu lado siempre,
siempre.
Ssssshhhhh ni una palabra... Todo está dicho, todo está de más cuando esa ausencia de sonido maravillosa habla por sí misma.
ResponderEliminarCierto, ni una palabra más. Permíteme al menos darte las gracias por venir y molestarte en comentar.
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