jueves, 18 de diciembre de 2014


                                         MI PRIMER PORTAL

Al entrar en la iglesia, a ambos lados de la puerta principal, dos vitrinas de madera oscura daban la bienvenida. Vestidas años y olvido guardaban tras sus cristales varias imágenes  de santos y libritos sobre temas religiosos, hojas dominicales y catecismos, palabras de oración, colectas, el día a día de una comunidad, de una iglesia en un rincón llamado Campillo. En una de las estanterías un deseo  hecho de papel iluminaba unos infantiles ojos que, pegados al cristal, ansiaban poder hacer realidad aquel sueño. Cada domingo, antes de entrar a la iglesia los ojos recorrían incansables la estantería donde reposaba aquel sueño, aquel deseo hecho de  de papel. D. Juan Galán y Galán, el cura, escuchó complacido una pregunta infantil al acabar la clase. Esas imágenes relatan una historia de hace muchos años, respondió. ¿Quieres conocerla? dijo. Y paciente Don Juan contó una historia que aunque conocida aquella mañana sonó diferente, especial. Mientras su voz recreaba la historia unos ojillos llenos de sueños se entrecerraban pensando en aquel sueño encerrado tras los cristales de una vitrina de madera oscura. ¿Te gustaría tener las láminas?, preguntó el cura, y el cielo se abrió de par en par y un rayo de luz iluminó los ojillos infantiles que apenas pudieron escribir un sí con un hilo de voz. Bien, dijo D. Juan, has de ser muy bueno en casa, portarte bien con los demás, y sacar buenas notas, y al final te llegará el premio. Y mientras se esforzaba en su deseo de conseguir su sueño, sus pupilas seguían encendiéndose de ilusión cada vez que miraba la vitrina de madera oscura, que guardaba tras el cristal el deseo en papel de un niño.
Se han apagado las luces de la tarde y la noche camina entre olores de frío y candela por calles solitarias. En el aire resuenan los altavoces de la torre de la iglesia con voces de villancicos que anuncian que es Navidad. La fuente de la bellota y la calle Mesones se han quedado mudas esta tarde, ausente de juegos infantiles, que a esta hora dibujan sueños e ilusiones con figuritas, hierba recién traída y  la escoria de la fragua, que  serán prado y montañas de un mundo efímero y mágico llamado portal de Belén . En la quietud  y calor de la casa de la abuela Josefa un pequeño soñador enciende las estrellas de sus ojos  y su corazón late ilusión, mientras una cartulina blanca con unas montañas pintadas de acuarela conforman un paisaje que será realidad cuando las manos primorosas  de la tía Ventura recorten y den vida a un deseo, a las figuras de una historia que en una lámina de papel han  vivido un largo sueño, tras los cristales de una vitrina de madera oscura. 


                                                           http://youtu.be/IPsetJAppQ4
 

4 comentarios:

  1. Encar Delgado Flores18 de diciembre de 2014, 21:21

    Bonita historia

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    1. Gracias Encar, la verdadera belleza es poder compartirlo con gente como tú.

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  2. Desde siempre un soñador ilusionado... ¡que bonito!

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  3. Soñar ilusiones, ilusionar sueños, nada sería posible sin tener el apoyo de gente como tú. Gracias.

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