martes, 22 de abril de 2014


                                               VIENTO DEL SUR

Hoy me trajo el viento del sur el aroma de tus manos, y prendidas en la luz del crepúsculo venían escritas miles de sensaciones. Olía la tarde a distancia, a nubes bajas de ausencia, a río azul de nostalgias. Los pájaros azules del ayer inmediato cantaban recuerdos ya dormidos, y en sus cantos evocaban historias vividas y guardadas en el aire. Un dulce y tranquilo arroyo, inquieto y cantarin en otros días, hoy viajaba plácido y susurrante entre cañas verdes y bosque de álamos en flor. Los lejanos montes de poniente acariciaban con traje oscuro y distante la bóveda multicolor del cielo del atardecer. En torno a mi el campo viste traje verde primavera con flores nuevas prendidas en la falda larga y ancha de la llanura susurrante. Los valles cercanos cubren su cara de roca con el velo transparente de la niebla de la tarde. Y al calor del aroma de tus manos mi corazón te pensó y mi mente te llamó hasta el lugar del sueño en que me habitas. Dije tu nombre en silencio y recorrí tu cara letra a letra y tu pelo paso a paso y tu cuerpo verso a verso y tus manos beso a beso. Te traje, ausente de mi hasta mi iluso universo traspasando mil fronteras, rompiendo mil silencios acariciando ilusiones, ilusionando mis locos sueños.
Desde la tarde que muere en tus ojos, desde el cristal limpio y trasparente de tu beso. Te traje desde el mundo donde nacen todos los sueños, desde el valle lejano y dormido de mi encadenado verso. El viento del sur me trajo el reflejo de tus ojos en el agua del arroyo, y vi cómo se fueron cerrando con la noche que llegaba con traje negro de gala y lentejuela de estrellas. Un broche de luna llena, dejé prendido en tu pelo y un beso de blanca plata en tus mejillas rosadas, y apreté fuerte tus manos queriendo en vano hacerlas mías y fundirme contigo en la noche ya cerrada. Y mientras abrazaba tu ausencia dolorida, te fuístes, un día más, poco a poco al lugar dónde nacen todos los sueños, y lentamente, cómo siempre, cómo cada vez, volví a despertar del sueño en que me habitas, cuando el viento del sur se dormía entre las ramas verdes de las ancianas encinas. 
 
 
 

                                              Foto: Cortesía de Mª José Enciso Martínez.
                                    
                                                     http://youtu.be/vpiQe8HG7u4
 

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