DONDE
NACE EL OLVIDO
Se ha
dormido tres veces la luna llena en los algodones blancos de las nubes,
mientras la luz oscura de tus ojos vaga por el cielo yermo de la ausencia
infinita. Los pájaros azules de tus manos han volado lejos del frío invierno de
las mías y la campana dulce y rosa de tu voz ha callado y no resuena en los
valles hoy dormidos de mis oídos, sordos ante tu silencio negro. Se han dormido
los arroyos cantarines de tu risa, helados en un vacío que te llama a cada
instante. El aire que me envolvía, perfumado de tí y de tu esencia se ha hecho
un muro de silencios incoloros, una pared con ladrillos de ausencia que me
ahoga a cada paso, y tu vacío llena con ráfagas de olvido el espacio que
abrazan mis recuerdos.
Hoy
quisiera volver atrás, al tiempo sin medidas de aquel sueño en que llegaste un
día. Hoy quisiera regar con esperanza la planta de ensueño que sembraste en mi
alma. Hoy quisiera volver a cuidar aquel jardín de rosas que florecía en la
tierra negra de tus ojos, quisiera que el aire puro de las montañas
doradas de tu pelo perfumara de nuevo el espacio vital de mi sueño soñado. Hoy, como nunca y como
siempre, quisiera correr a tu lado, respirarte, oírte, vivirte, serte. Hoy
hubiera querido muchas cosas, pero la imagen de tu figura ausente, lejana y
difusa, casi nada, se diluye a cada instante, tras cada paso, en los valles
oscuros de la ausencia, en el país de nunca jamás, allá nace y habita el
olvido.-