sábado, 14 de abril de 2012

                                  DESDE  MI ATICO

                                        VIVENCIAS


Es mi calle una más de un laberinto llamado Barcelona, y mi ático un rinconcito más de una colmena llamada Barcelona. Desde mi ventana puedo ver la prisa cotidiana, compañera inseparable aunque odiada, que camina por la acera mirando sin ver, extrañamente sola entre mil gentes. Puedo ver la indiferencia, que vestida de cuero y oliendo a perfume caro pasa junto a un mendigo,  ajena al drama que se debate a un metro. Puedo ver el pasado que, encorvado, se afana en tomar un baño del tibio sol de abril en los bancos de un parque, mientras pasa un día más la película de su vida contada por enésima vez. Puedo ver el futuro con su bufanda al cuello, de la mano del presente y con la mochila repleta de proyectos de hombre. Y el presente, que un día más luchará contra la prisa, la indiferencia, la cuenta del mes, y...puede que contra él mismo, en una batalla diaria por unos sueños dibujados en el papel del deseo .Puedo ver la nostalgia prendida en un cielo que han enmascarado de gris borrando su azul luminoso, en un aire que no huele a primavera, en unas montañas que cubren su rostro con una careta de nieve sucia. Y casi sin querer he adentrado la barca de mis sueños mar adentro, en otro mar, un mar de terrones y olivos, trigo y encinas, y entre olas de recuerdos me acerqué a un tiempo que vive paralelo, sin medida, a una realidad llamada Campillo, a un puerto sin riberas donde marineros del arado y pescadores de trigo me recuerdan que estoy vivo, y en las cestas de pesca de sus manos me ofrecen su mejor cosecha. SU AMISTAD.                  
A todos los CAMPILLEJOS que fueron,  a los  que somos, y a los que serán.
      http://youtu.be/8hPMSzYf9tA

2 comentarios:

  1. La añoranza por su tierra de los que se van, expresada de una forma tan inusual en alguien de Campillo, contrasta con la desidia con la que oyes hablar a los jóvenes, que quizá algún día, lloren por no estar aquí desde la lejanía.
    Gracias!

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  2. Hay cosas admirada María que quizá se valoran sólo cuando se pierden.

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